viernes, 27 de mayo de 2011

Cómo combatir al ‘empleado Lady Gaga’


Lady Gaga tiene más de diez millones de seguidores en Twitter, una marca personal que muchos profesionales envidian, sobre todo los fanáticos de las redes sociales que, a través de este medio, consiguen salir del anonimato escribiendo un blog o lanzando los ‘tuits’ más ingeniosos. Pero, ¿qué sucede cuando esa marca es una amenaza para la empresa? Gestionar bien el potencial de las redes y del empleado es clave para que la organización y el profesional ganen.

La popularidad desproporcionada de un empleado puede llevar a la empresa a la tumba si ésta no ha sido capaz de gestionarla de forma adecuada. ¿Le preocupa saber que uno de sus empleados tiene más de 1.000 seguidores? ¿Qué imagen proyecta de sí mismo? ¿Y de la empresa? Si a estas alturas no tiene una respuesta convincente lo que sí tiene es un motivo de preocupación. Las redes sociales permiten a muchos profesionales hacer su propia marca gratis, desde su puesto de trabajo, sin hacer ni pizca de ruido… Pero, cuando menos se lo espere, ese empleado al que no daba importancia puede convertirse en su mejor embajador o en su peor enemigo.


Los directores de recursos humanos y cazatalentos ya no pasan por alto este potencial y están tratando de encontrar la manera más adecuada de gestionarlo, porque aprovechar esta situación puede ser un win win para la empresa y para el empleado. En un encuentro organizado por Persona, Antonio Peñalver, director de recursos humanos de Natra, ha explicado los cuatro factores que pueden ayudar a que esta nueva relación funcione. “Se necesita una estructura abierta que facilite una comunicación fluida. En segundo lugar hay que procurar no saturar la red, una excesiva actividad puede quemar la imagen del empleado y de la empresa. También es clave que exista juego limpio, es decir, el profesional no debe acometer contra la empresa. Y, por último, es fundamental que el trabajador utilice las redes para reforzar los valores corporativos de la compañía”.

En las búsquedas de directivos se desconfía de aquellos perfiles que participan en exceso en redes como LinkedIn, “están más preocupados por la imagen que proyectan al exterior que por su trabajo”Gestión a golpe de ‘clic’
María del Valle Rodríguez, directora de recursos humanos de la multinacional de material eléctrico Abm Rexel, explica que la alarma salta cuando se descubre que determinado profesional ha cambiado su perfil o empieza a aumentar su presencia en foros. ¿Voy a perder talento?, ¿qué estoy haciendo mal?... son algunas de las preguntas que plantea la directiva. Una percepción que contrasta en el caso de empresas con una marca conocida como Nielsen. Javier Calderón, director de recursos humanos de esta compañía, afirma que ellos venden marca: “Queremos que nuestra gente contribuya a la marca y que esto se perciba en el exterior. Supongo que en determinadas organizaciones puede existir cierta suspicacia por un componente tradicional, pero no es nuestro caso”.


Ambas situaciones constituyen la cara y la cruz de una misma moneda que tiene que ver con la imagen del individuo. Alejandro Gortari, socio director de la firma de cazatalentos Gortari Asociados, señala que “siempre se arriesga el talento pero se refuerza la imagen de la compañía, por eso es importante cuidar esa imagen. Y, ante la amenaza de una crisis interna, las empresas deben adelantarse, por ejemplo, a la publicación de un blog. Por esta razón, la labor de los directores de comunicación es clave: la gestión adecuada de estos medios es ahora estratégica”.

Rodríguez cuenta que ellos nos prohíben el uso de las redes sociales, pero sí que tratan de vigilar cuando algunos alcanzan mucho protagonismo. Peñalver ha decidido cortar el acceso de sus empleados a Twitter y Facebook: “Consideramos que no son una herramienta de trabajo y, por otra parte, comprobamos que la gente se conectaba en exceso”. Javier Martín de la Fuente, socio de Persona, señala que las empresas tienen que reconocer la explosión de las redes y educar al profesional sobre su uso, “averiguar dónde quieren ir y cuáles son sus objetivos. Sólo de esta manera se conocerán las inquietudes del empleado y le permitirá a la empresa obtener un beneficio que no se puede desdeñar”. Añade que este panorama es la puerta para romper barreras: “Es necesario buscar el alineamiento personal y profesional, sino se produce un desequilibrio que puede costar muy caro”.

Ser muy popular no garantiza un empleoGortari apunta que si hay algo que los entornos 2.0 han proporcionado al profesional es un escenario muy amplio al para gestionar su carrera. “El reto es que las empresas les ayuden a gestionar estas nuevas perspectivas. Vamos a una transparencia total”. También Martín de la Fuente las ve como una oportunidad para despertar el espíritu emprendedor del empleado en la empresa.

Sin embargo, conviene no abusar de su uso. Gortari reconoce que en las búsquedas de directivos desconfían de aquellos perfiles que participan en exceso en redes como LinkedIn, “pensamos que están más preocupados por la imagen que proyectan al exterior que por su trabajo”. Por este motivo, si cree que alguno de sus trabajadores aumenta su popularidad en la red de una manera desproporcionada, desconfíe, tiene ante sí un ‘empleado Lady Gaga’, el mejor embajador pero, procure estar preparado si se enfada.

Fuente: Expansión

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